La belleza en la imperfección
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Dentro de la cultura japonesa existen una infinidad de lecciones que si aplicáramos a la vida cotidiana nos ayudarían a generar mayor certeza, confianza y serenidad. El ser humano piensa que el mundo debe ser perfecto y contener las respuestas a todos nuestros problemas, cuando en verdad no siempre es así. Una de las grandes filosofías es el Wabi-Sabi que se traduce en disfrutar de las cosas mediante tres reglas elementales:
Nada es permanente
Nada está completo
Nada es perfecto
La belleza de la imperfección está en una luna que se encuentra parcialmente cubierta por nubes o un reloj deportivo desgastado por su uso cotidiano.
Este término Wabi-Sabi nació en China por medio de la dinastía Song (960 – 1279) para posteriormente proyectarla al budismo zen. Wabi es la belleza interior de las cosas y Sabi su lado “oxidado o degradado”. Juntos hacen alusión a la belleza de lo imperfecto, incompleto y fugaz.
Se trata de valorar la trayectoria de toda situación y con ello lo que implican: el desgaste de resistir y los golpes de luchar. Permitir reconectar con la parte más vulnerable de todo y romper con el paradigma de la belleza y simetría que creemos correctas.
Por Vicente Martinez, periodista y editor.